miércoles, 31 de marzo de 2010

Ausencia traicionera

Después de alguna semana sin asear el desván, toca recuperar el tiempo perdido y trabajar el doble para dejar esta habitación tal y como la dejé hace ya demasiados días.
Ahora que me paro a pensarlo, sin darme apenas cuenta, le he cogido cariño a deambular por aquí. Si echo la vista atrás, en este tiempo de ausencia, he añorado más de un día pasarme por aquí. Y lo que es aún más inquietante, más de dos y de tres me ha perturbado la idea de no saber cuando podría volver a dejarme caer.
Mentiría si digo que no he tenido tiempo de hacer alguna incursión fugaz y dejar algún "Hola qué tal todo?, me voy que tengo prisa!", pero quizás a estas alturas la relación con este lugar ha pasado a otro estadio y no me veo traicionando su trayectoria con excusas facilonas, mentiras piadosas o remiendos vulgares.
Ahora los pequeños problemas de salud, los compromisos laborales autoimpuestos y demás asignaturas que me llevaron lejos de aquí, han menguado (aunque no sé hasta cuando).
Sólo me queda pedir excusas por mi ausencia traicionera, ya que ni siquiera me despedí.

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