Bendita fiebre

Quizás porque en estos momentos me encuentro un poco bajo de fuerzas, en casa, convaleciente a causa de una fiebre repentina y sin aparente justificación. Quizás por esta inusual situación para mi, estoy encontrando alivio en tareas tan reconfortantes y sencillas, como tremendamente olvidadas en esta vida tan llena de velocidad, premura y agobios. Ha bastado un solo día en el que no he subido al tren de la rutina y la presión diaria para darme cuenta de que sólo disfrutamos una mínima porción de tiempo cada día. Desaprovechamos multitud de actividades que tenemos al alcance de la mano y que sólo somos conscientes de su existencia, porque oímos hablar de ellas a otros, pero, curiosamente, nunca en primera persona. Son como esas numerosas leyendas urbanas que se generan por moda durante un tiempo y que todo el mundo cuenta que ha tenido algún amigo, conocido o pariente que lo vio o lo escuchó en algún momento o lugar.

Hoy me he levantado y todo me parece irreal, todo me parece distinto y excitante. Es como si fuera mi primera vez para todo lo que estoy sintiendo a mi alrededor. El silencio de mi casa, el sol entrando por las ventanas, el libro en mis manos, la certeza que puedo terminar las 80 páginas que me quedan sin prisa. Mi ordenador y mi cita con el blog, la música que estoy eligiendo minuciosamente con cierta felicidad, porque soy consciente de que tendré tiempo de escucharla completa y varias veces si me apetece. La cocina, con la expectativa de poder dedicar tiempo a elegir y preparar algún plato nuevo para cuando llegue mi chica. No sé, creo que en resumen, se puede decir que me siento inmensamente feliz, porque me estoy dedicando unas horas de tiempo a mi mismo. Tan simple y tan complicado a la vez como eso.

La reflexión obligada es sobre si, después de comprobar lo feliz que me ha hecho hoy ver entrar la luz por las ventanas, realmente me merece la pena vivir la vida al ritmo que lo hago. La vida a la cual nos vemos la mayoría arrastrados y de la cual no encontramos posibilidades de escapar. ¿Realmente no hay posibilidades de encontrar estos ratos para disfrutar con plenitud de lo que tienes a tu alrededor?. Quizás ahora si sepa darle una explicación a esta repentina y misteriosa fiebre.

Seguro que algunos/as pensareis que lo que os estoy describiendo es sólo consecuencia de que la fiebre que me está subiendo y lo mismo no os equivocais mucho, ahora iré a por el termómetro, pero si fuera así, bendita fiebre!!.